lunes, 10 de marzo de 2014

El ritual del velatorio en Puerto Rico


 
 
 
Nunca te he dejado solo, hijo mío, porque estoy dentro de tu corazón.
 
 
 
Cada momento de nuestra vida debe ser conducido por nuestras intenciones.  Debemos, pues, pensar en lo que deseamos de cada instante de nuestras vidas para que la vida tenga un propósito claro en nuestro entendimiento.  Cuando estamos ante la presencia del vestido que llevó el espíritu de algún ser querido, debe tener un motivo en común que es acompañar a su familia a pasar este difícil camino que conlleva mucho dolor.  A la vez debemos saber que estamos aquí para recordar.  Recordar la vida y virtudes de un ser humano nos dejó dejando un legado de vida que nos servirá de modelo a seguir para nuestros hijos.  No debemos pues recordar su partida, sino su presencia eterna que quedará como enseñanza para los que vienen detrás. Así como Jesús, el que parte demostró la forma de vivir en abundancia de alegría y siguiendo las pautas positivas de todo pensamiento.  Así recordamos que su ausencia no quedará como el recuerdo de un camino vacío y sin sentido, lo recodaremos por su forma de vivir que siempre fue acertada y feliz demostrando así que podemos disfrutar la vida sin tener que llegar a excesos que nos perjudiquen. El rito del velatorio debe ser para recordar la vida de esa persona y con nuestras oraciones hacer que su espíritu suba de inmediato a los brazos de Dios y cantar para apresurar esa bendición que fue promesa de nuestro Padre.
Goteva

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