Esta historia representa otra tragedia
griega narrada en dos partes, las recitadas por los actores y las cantadas por
un coro. Las partes recitadas son metros
yámbicos y las cantadas son metros de la lírica coral y son los que llevan las
enseñanzas de la pieza.
La
trama se basa en la historia de un Rey, Creonte, déspota y prepotente que no
permitía más consejos que los de un viejo ciego adivino. En esta ocasión la desgracia lo toca porque
ni a éste le acepta los consejos por sus decisiones desatinadas. Se trata de
una sentencia que dicta a los ciudadanos prohibiendo el entierro de un soldado
que consideraba un traidor que fue muerto a manos de su propio hermano, que el
rey consideraba un héroe. El problema se
fundamenta en que ambos eran hermanos de dos mujeres que vivían a su
amparo. Una de ellas es Antífonas que a
su vez era la prometida de su hijo menor.
Antífonas
es la representación de lo que hoy consideramos un rebelde que no está de
acuerdo en callar lo que considera injusto de parte del poder del Estado sin
miedo a ser recriminado y hasta muerto por sostener sus ideas. Ella no creía que la orden de no sepultar a
uno de sus hermanos era correcta porque en principio, se violaba el derecho
divino de las personas a recibir una sepultura con honores. Su energía se vio
más reforzada porque este difunto era su hermano y se negaba a toda costa a
quedarse de brazos cruzados ante lo que consideró una injusticia.
A
pesar de que su hermana, Ismene, le advirtió de las
consecuencias, Antífona realizó la sepultura siendo descubierta en el
acto. A pesar de que su prometido, el
hijo del rey, le suplicó a éste por su vida, no accedió y decidió condenarla a
ser sepultada viva. El viejo adivino le
advirtió al rey de que muchas desgracias lo alcanzarían, pues el pueblo no
estaba de acuerdo con esa sentencia, aunque no se atrevían a contradecirlo en
público. Fue su consejero, Corifeo, que
también le advirtió de las funestas consecuencias de contradecir al adivino,
quien lo convence de retirar la sentencia y de dar sepultura al muerto. Pero su
arrepentimiento fue tardío en esta historia.
Como
se anticipó, las consecuencias fueron desastrosas. Antífona se suicidó en su tumba, ahorcándose,
siendo encontrada por su prometido Hemón, el cual se suicidó delante de su
padre. La madre del joven, Tiresias, al
escuchar la noticia, también se hirió de muerte. Tal fue la tragedia y tan pronta, que el rey
se lamentaba de haberlo perdido todo en un mismo día a causa de su testarudez y
de su orgullo que no permitía razonamientos sabios. El coro termina con la moraleja de esta
historia repitiendo que la felicidad solo se alcanza con la prudencia. Que es preciso respetar los deseos de los
dioses y que el orgullo y la prepotencia solo son acompañadas por desgracias
que permiten el conocimiento muy tarde.
Por: Leida Esteva García
abril 6, 2015
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